martes, 28 de octubre de 2008

T.8 - El teatro español anterior a la Guerra Civil

El teatro español anterior a la Guerra Civil

En las primeras décadas del s.XX se produjeron diversos intentos de renovación del panorama teatral, dominado al final de la centuria por el drama realista. Estos cambios hicieron especial hincapié en la escenografía, y destacaba la figura del director de escena. El autor más importante es el que sigue.

Jacinto Benavente

Concebía el drama como un instrumento de ilusión y de evasión, y en sus obras sobresale el diálogo. Los momentos álgidos de sus obras siempre suceden fuera de escena. Sus obras se clasifican en: a) Interiores burgueses ciudadanos: se desarrollan en salones y gabinetes de la alta burguesía; b) Interiores cosmopolitas: se desarrollan en estaciones invernales, yates y palacios; c) Interiores provincianos: se desarrollan en Moraleda, una ciudad signo-ficticia; d) Interiores rurales: se desarrollan en la cocina o en la sala del campesino acomodado.

Entre sus obras destacan Los intereses creados, situada en el ámbito de la farsa, trata el tema del poder del dinero y es una sátira de carácter universal; y La malquerida, que destaca el sentido de la honra, los personajes son campesinos y el lenguaje reproduce el habla popular.

El teatro cómico

En él había dos géneros principales: con música (opereta, revista y vodevil) y sin música (juguete cómico, sainete y astracán). Los autores más destacados son:
Hermanos Álvarez Quintero: En sus obras predomina un ambiente andaluz y un diálogo gracioso.
Pedro Muñoz Seca: Fue el creador del astracán.
Carlos Arniches: Creó el sainete extenso y la tragedia grotesca.

Intentos de renovación teatral

Entre los intentos de renovación teatral cabe destacar las aportaciones de dos autores, Unamuno y Azorín.
El teatro desnudo de Unamuno: Supone la reducción de los personajes al mínimo, de las pasiones a su núcleo y el esquematismo en la acción.
El antirrealismo en Azorín: El autor consideraba necesario la transformación de la técnica y la estructura del teatro. Los temas básicos de su teatro son la felicidad, el tiempo y la muerte.

El teatro de Valle-Inclán

En el drama de Valle-Inclán se observa una renovación formal y temática con la que pretende modificar el teatro de su época.
En sus primeros dramas, llamados decadentistas, aplicó el modernismo y se alejó de los símbolos incorporando personajes con lenguaje y comportamiento realistas. Pertenecen a este grupo El marqués de Bradomín (1906) y El yermo de las almas (1908)

A los dramas decadentistas le siguen los de ambiente galaico en los que se encuentran el ciclo mítico, nombre con el que son conocidos las Comedias bárbaras (1907-1922), formada por otras tres obras: Águila de blasón (1907), Romance de lobos (1908) y Cara de plata (1922); y las Divinas palabras
(1920), donde se contrasta el mundo distorsionado de los esperpentos y la estilización decadentista.
Su teatro está compuesto por farsas, entre las que cabe citar cuatro:
La marquesa Rosalinda (1912), La cabeza del dragón (1914), La enamorada del Rey y La reina castiza (1920).

Por último, su teatro culminó en el esperpento, que deforma aspectos del personaje y de las situaciones, elaborando una visión caricaturizada que es cómica y macabra. Esta técnica es usada en las siguientes obras: Luces de bohemia y Martes de carnaval, título bajo el cual fueron publicadas tres de las obras del esperpento: Los cuernos de don Friolera, Las galas del difunto y La hija del capitán.


El teatro de Lorca

Lorca creó el teatro poético y compuso un espectáculo total donde se combina música, baile, escenografía, palabras, etc. Su producción dramática está repleta de connotaciones.
Se sirvió de las formas populares del teatro de títeres por medio de las farsas para guiñol en Retablillo de don Cristóbal (1931). En cuanto a las farsas de personas, destacan La zapatera prodigiosa y Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín, ambas de 1929.
Lorca también originó el “
teatro imposible” en el que se reúnen tres comedias: Así que pasen cinco años, El público, y Comedia sin título.

Finalmente, en su obra dramática destaca La trilogía dramática de la tierra española, que incluye tres obras: Bodas de sangre (1932), que dramatiza el poder de la pasión, del sexo y de la tierra, su argumento principal es el futuro matrimonio que unirá al Novio con la Novia, pero la tragedia está presente e impedirá que este matrimonio llegue a consumarse; La casa de Bernarda Alba (1936), que cuenta la historia de Bernarda Alba que, tras haber enviudado por segunda vez a los 60 años, decide vivir el resto de su vida en el más riguroso luto; con ella viven cinco hijas: quizá el rasgo más destacable sea su fanatismo religioso; y Yerma (1934), que narra la historia de una campesina de nombre Yerma, frustrada por no poder engendrar hijos con su marido, Juan.

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