martes, 28 de octubre de 2008

T.12- La narrativa hispanoamericana de la segunda mitad del s. XX

Narrativa en Hispanoamérica siglo XX
Debido a circunstancias históricas y sociales que azotaban a los países de habla latina en el siglo XX, como las guerras mundiales o las dictaduras, surge una nueva narrativa influenciada por el surrealismo el cual se renovó con el realismo mágico y el realismo fantástico.
El realismo mágico consiste en integrar lo “maravilloso” en la narrativa como si fuese real o opuesto a ello.

Miguel Ángel Asturias (1899-1974) es un ejemplo de escritor realista mágico. En Leyendas de Guatemala (1930) elaboró con imágenes propias la mágica visión de los mayas. El señor presidente (1956) destaca por la descripción y denuncia de la dictadura de Estrada Cabrera, sanguinario dictador guatemalteco de la primera mitad del siglo XX y, por extensión de todas las dictaduras latinoamericanas. Pero en otra parte, Miguel Ángel Asturias nos quiere demostrar en el país en el cual vivimos y razonar en todo punto alguno nuestra miseria.

Alejo Carpentier (1904-1980) ampliamente conocido por el estilo barroco de sus escritos y su teoría de "lo real maravilloso", tiene entre sus obras más famosas Ecue-yamba-o! "Alabado sea el Señor" (1933) sobre el folclore y mitología afrocubanos,
El reino de este mundo (1949) y Los pasos perdidos (1953). Fue en el prólogo de El reino de Este Mundo, una novela sobre la Revolución haitiana, en el que describió su visión de "lo real maravilloso".
El realismo fantástico introduce hechos extraordinarios o inexplicables que perturban el orden cotidiano o crea mundos irreales que indagan en el enigma de la existencia.
Jorge Luis Borges (1899-1986) destaca en esta narrativa, con su concepción de lo ideal que lo llevó a construir mundos de ficción que cuestionan la lógica de la realidad. Su primera obra Ficciones (1944) plantea ya desde su título la irrealidad del mundo que percibimos, su condición de sueño, el espejismo y la falsedad de las apariencias. En El Aleph (1949) reúne una colección de cuentos fantásticos que por medio de tramas con elementos sobrenaturales plantean cuestiones de carácter filosófico. Y El libro de arena (1975), escrito en el ocaso de su vida, sería su mejor libro según el autor, apreciación que muchos de sus críticos no comparten, a favor de lo real fantástico de Ficciones.
Conjuntamente a las aportaciones anteriores, surgen una serie de obras que confirman el desarrollo de la nueva narrativa.
Juan Rulfo (1918-1986) con sus dos únicas obras, El llano en llamas (1953) y Pedro Páramo (1955), nos presenta un ambiente de miseria, muerte, fatalidad, violencia, con una visión mágica de un mundo desolado. En Pedro Páramo, podemos observar la novedad de tomar como punto de referencia a una estructura fragmentaria, un desorden temporal, complejidad de planos e interrelación de historias. Dónde Juan Preciado viaja a Comala en busca de su padre, a quien no conoce. Pero al llegar allí, sólo encuentra los recuerdos de todo un pueblo en torno a un hombre, Pedro Páramo: de cómo se convirtió en el patrón de la hacienda más importante de la región, de cómo mató sin escrúpulos, de cómo por culpa de su amor frustrado por Susana San Juan terminó por pudrirse en vida…y Comala con él. Tanto es así que Juan empieza a sospechar, a su llegada, que todos los que habitan en ese lugar no son otra cosa que almas en pena.
Juan Carlos Onetti (1909-1994) nos muestra la visión pesimista y desesperanzada de la vida social moderna en El astillero (1961) y Juntacadáveres (1964), junto con sus demás obras. Mientras que la producción de Ernesto Sábato (1911) se orienta hacia el drama psicológico, con un individuo en conflicto constante bajo una sociedad sin valores, como se refleja en El túnel (1948) y Sobre héroes y tumbas (1961). Por otro lado la narrativa de Augusto Roa Bastos (1917) gira alrededor de la realidad de su país y de las condiciones de vida de su gente como muestra en Hijo de hombre (1917).
Julio Cortázar (1914-1984) muestra una especial concepción de lo fantástico en la que se presenta una realidad compuesta por aspecto que van mas allá de lo normal: lo inesperado, lo excepcional, lo irracional y lo intuido. Su obra mas destacada es Rayuela (1963), en donde se nos presenta a Horacio Oliveira, un intelectual que vive con la Maga, una figura imprevisible llena de fantasía que representa su contrapunto, quien mas adelante muere, y Horacio no puede superar su muerte pues la recuerda constantemente. Pasa la mayor parte del tiempo con sus amigos Traveler y Talita. Podemos destacar de Cortázar el revigio, una especie de ortografía fonética, y el uso de las haches.
Guillermo Cabrera Infante (1929) ofrece una panorámica de la realidad cubana anterior al castrismo, en Tres tristes tigres (1966). Carlos Fuentes (1928) nos presenta en La muerte de Artemio Cruz (1962) la realidad desde una perspectiva psicológica, individual y con estructura fragmentaria.
Gabriel García Márquez (1828) destaca por su obra Cien años de soledad (1967), novela en la cual refleja la vida de siete generaciones de la familia Buendía durante cien años. La novela comienza con la primera pareja formada por Úrsula Iguarán y José Arcadio Buendía, que, por ser primos entre sí, viven obsesionados por la maldición de tener un hijo con cola de cerdo. Si bien la narración gira entorno a la familia, está también ligada al pueblo, Macondo, hasta el punto de que una y otro surgen y desaparecen al mismo tiempo. El tema principal es la soledad de los individuos, que en sus más íntimos anhelos se ven incomprendidos o ignorados. Utiliza el juego de perspectivas conjugando los elementos técnicos que forman los rasgos del realismo mágico. El tiempo es de manera circular, al igual que en su otra obra Crónica de una muerte anunciada (1981) que se basa en aportaciones policíacas para narrar una muerte. Otra obra de importancia, El amor en los tiempos del cólera (1985) donde un hombre es consagrado a una mujer durante toda su vida.
Mario Vargas Llosa (1936), con su obra La ciudad y los perros (1962) consigue plasmar la violencia y el machismo de un mundo cerrado de un colegio militar de Lima, donde contrasta con el mundo de fuera. Augusto Monterroso (1921-2003) está considerado como uno de los principales cuentistas donde resalta el humor, la sátira, la ironía, la parodia, las preocupaciones sociales y la realidad. Se considera el autor del relato más corto de la literatura universal: Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí (1959).

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