martes, 28 de octubre de 2008

T.10 - La novela española posterior a la guerra civil

Después de la Guerra Civil (1936–1939), se pierden las referencias literarias anteriores motivadas, principalmente, por la muerte de algunos escritores y el exilio de otros, la censura impuesta por el régimen franquista y la impermeabilidad del país en cuanto a la entrada de autores y textos extranjeros. Por tanto, los narradores debieron crear una nueva tradición novelística, centrada en el compromiso social con la realidad, retomando, en parte, modelos de la narrativa realista, y rompiendo así la continuidad vanguardista. En el exilio, los autores españoles, sin contacto alguno con España, abordaron, principalmente, el realismo social español y continuaron, también, con el vanguardismo. Los autores principales son Ramón J. Sender, Max Aub, y Rosa Chacel.

A.- LA NOVELA EN LOS AÑOS 40
Su tema principal es la realidad social y divide a los autores en función de su ideología. Existen tres tipos principales de novela: - Novela nacionalista (plasma la ideología de los vencedores falangistas) - Novela fantástica y humorística (el autor más representativo es Wenceslao Fernández Florez, y su obra El bosque animado. Crea un mundo imaginario para rechazar la terrible realidad) - Realismo tradicional (su tema principal es la vida de la burguesía. Contienen argumentos muy extensos desarrollados en largos periodos de tiempo y con abundancia de hechos, que dan lugar a la denominada novela-río. Dos autores destacables son Juan Antonio de Zunzunegui e Ignacio Agustí)
a.1) Camilo José Cela: es el autor más destacable de este período, ganador, entre otros, del Nobel de Literatura. Inauguró el tremendismo, que muestra todo lo sórdido y terrible de la realidad. Sus obras principales son La familia de Pascual Duarte, en la que un condenado a muerte relata con gran crudeza su tormentosa vida, y la justifica en el prólogo por medio de una carta (con similitud a la obra picaresca El Lazarillo de Tormes); y La Colmena, obra cargada de pesimismo y ambientada en el Madrid de la época que presenta al hombre corriente con todas sus miserias.

B.- LA NOVELA EN LOS AÑOS 50
En esta década, los autores tenían un gran compromiso ético ante la realidad (una España pobre, de trabajadores explotados y ricos frívolos) e intentaron por medio de sus obras informar al lector. Se siguieron dos tendencias: - Tendencia Social: La literatura es una forma de concienciar al lector e influir sobre su postura ideológica. - Tendencia Neorrealista: La realidad implica las vivencias personales del individuo y esto permite mostrar otros aspectos del mundo.
b.1) La principal obra de esta década es El Jarama, de Rafael Sánchez Ferlosio, de tendencia neorrealista, en la que se ofrece una visión fatalista de la vida y los personajes se resignan a ella.

C.- LA NOVELA EN LOS AÑOS 60 Y 70
Si bien la temática social sigue presente, en esta década presenciamos un gran cambio: la pérdida de importancia de la historia y el contenido para centrarse en la innovación formal, preocupándose por la perspectiva narrativa, la ruptura temporal, el monólogo interior, un lenguaje más rico y elaborado y dándole importancia a lo visual, como la tipografía, los dibujos... Tres obras muestran con claridad esta nueva tendencia:
c.1) Tiempos de silencio, de Luis Martín Santos, que marcó un hito en la novela española contemporánea por la búsqueda de estas nuevas formas.
c.2) Señas de identidad, de Juan Goytisolo, también con una constante búsqueda formal, en la que aborda la realidad desde diferentes puntos de vista.
c.3) Cinco horas con Mario, de Miguel Delibes, en la que se ponen de manifiesto estas innovaciones con el diálogo/monólogo entre Carmen y su recién fallecido marido Mario, al que está velando. Otra obra de Delibes, Los Santos Inocentes, supuso, también una importante renovación formal.
c.4) Otro importante autor de este período sería Gonzalo Torrente Ballester, y su obra La saga/fuga J.B., novela de carácter intelectual basada en le monólogo interior.

D.- LA NARRATIVA POSTERIOR A 1975
Características principales de la narrativa última:
1. Sin renunciar por completo a la renovación formal, tiende a utilizar recursos más tradicionales. No tiene ya como objetivo preferente la búsqueda o la experimentación, sino que prefiere la vuelta al placer de contar.
2. Quedan lejos ya las intenciones políticas o sociales y cualquier clase de finalidad didáctica o ideológica.
3. Abundan los tonos humorísticos, lúdicos o irónicos, pero también están presentes los aires nostálgicos o líricos en novelas de fuerte carácter intimista; los tratamientos culturalistas, exquisitos o refinados; el empleo libre y sin trabas de la fantasía. No es frecuente, sin embargo, el empeño por el realismo a ultranza.
4. Por lo general, han desaparecido los grandes personajes y han sido sustituidos muchas veces por seres desvalidos e inseguros.
Aunque no es posible proceder a una clasificación siquiera mínimamente rigurosa, se sugiere el siguiente esbozo de clasificación que atiende a los motivos temáticos y formales dominantes y básicos:
d.1) Novela negra o de carácter policíaco, sobre la que han ejercido notable influencia los narradores de la generación inmediatamente anterior, como Eduardo Mendoza (La verdad sobre el caso Savolta) y Manuel Vázquez Montalbán (la serie de novelas protagonizadas por el detective Carvalho, por ejemplo), y a la que puede adscribirse la producción de Juan Madrid, Arturo Pérez-Reverte, etc.
d.2) Novela histórica, en sentido extenso. Esta tendencia venía desarrollándose desde años atrás y a ella no han sido ajenos algunos novelistas de las generaciones precedentes: Gonzalo Torrente Ballester (La isla de los jacintos cortados), Eduardo Mendoza (La ciudad de los prodigios), Jesús Femández Santos (Extramuros), etc. Han proliferado últimamente los escritores sobre cuestiones históricas como Juan Eslava Galán (En busca del unicornio), Arturo Pérez-Reverte (El maestro de esgrima), Antonio Muñoz Molina (El jinete polaco).
d.3) Novela culturalista; describe con minuciosidad ambientes exquisitos atemporales o presentes, recrea motivos literarios, legendarios o mitológicos. Podrían adscribirse al grupo algunas novelas de Álvaro Pombo, Jesús Ferrero -cuya narrativa está marcada por gustos exóticos (Bélver Yin, Opium), Javier Marías (Todas las almas)
d.4) Novela intimista. Novelas que de manera directa o metafórica recogen un intento de ahondar en las raíces de la propia personalidad que se presenta casi siempre como desasistida y frustrada, como ocurre con Julio Llamazares (La lluvia amarilla), Adelaida García Morales (El sur); en otros, la historia aparece tamizada por la ironía, el sarcasmo o, simplemente por la actitud de desesperanza o desidia, como en Juan José Millás (El desorden de tu nombre), Ignacio Martínez de Pisón (Nuevo plano de la ciudad secreta).
d.5) Novela experimental. El evidente retroceso del experimentalismo que caracterizó al período anterior no ha impedido ni la presencia minoritaria de una corriente experimental entre los narradores jóvenes ni, sobre todo, la asimilación de una renovación formal presente en muchos otros novelistas. Por lo demás, el experimentalismo se ha prolongado en la narrativa de autores más veteranos como Miguel Espinosa (La fea burguesía) o Juan Benet (Saúl ante Samuel).

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